Un ejemplo del fanatismo de los soldados japoneses durante la Segunda Guerra Mundial

El fanatismo está claro que no es patrimonio exclusivo de los soldados japoneses, pero es curioso a lo que podían llegar estos hombres. Un ejemplo es el del teniente teniente Hajime Fujii, que en diciembre de 1944 se presentó voluntario como piloto kamikaze en el Ejército Imperial de Japón. Pero su solicitud fue rechazada ya que era padre de dos hijos.

¿Qué sucedió? Días después, al volver a su casa se encontró a su esposa Fumiko que se había suicidado y antes había ahogado a sus dos hijos, de 1 y 3 años, para que su marido pudieran cumplir la misión de ser kamikaze. Cinco meses después (a escasos meses de la rendición de Japón), Fujii moría al estrellar su avión en Okinawa.

Se estima que entre 3.000 y 4.000 pilotos japoneses estrellaron sus aviones contra objetivos enemigos, aunque realmente pocos lograron su objetivo, se hundieron unas 50 naves aliadas.

Añade Lukas Grijander en los comentarios que más historias como estas se cuentan en el libro Kamikazes de Albert Axell (aquí lo tenéis).